Un Paisaje Cultural Cafetero en amenaza
- Luisa Alejandra Gutiérrez Rodríguez
- 13 oct 2015
- 2 Min. de lectura

El Paisaje Cultural Cafetero o PCC, declarado por la UNESCO como patrimonio mundial de la humanidad se refiere a un espacio físico-geográfico, creado conjuntamente por el hombre y la naturaleza. Conformado por 47 municipios que integran a cuatro departamentos: Norte del Valle, Quindío, Caldas y Risaralda.
Este se ha visto amenazado por una serie de situaciones que de no prestarles la suficiente atención, podrían ser las causantes de que tan excelente reconocimiento se pierda.
Entre las amenazas más destacadas se encuentra el relevo generacional, cada vez son más los casos de familias cafeteras que sufren porque sus hijos no están interesados en seguir con el cultivo de café, lo que impide una garantía de la tradición y en muchas ocasiones los obliga a vender sus propiedades para convertirlas en lugares turísticos de descanso.
Otro aspecto preocupante es el hecho de que el café no ocupa un renglón importante desde hace ya algunos años en la economía nacional. Esto se debe en parte a la falta de políticas de gobierno que garanticen las condiciones y recursos necesarios para que los cafeteros se motiven a seguir con la producción.
El siguiente aspecto tiene que ver mucho con el anterior, y es la condición de los recolectores, debido a la escasez del producto y a su bajo precio, el sueldo de las personas que se ocupan de hacer el proceso de recolección manual, es cada vez peor, lo que los motiva a buscar otros medios de trabajo y perder el interés por lo que han venido haciendo desde hace años.
Otro aspecto a tener en cuenta es el cambio vocacional de producto, como consecuencia de la crisis cafetera, muchos agricultores han visto una salida económica en nuevos productos que resultan más rentables, como lo son los cítricos, el aguacate, la piña, entre otros.
Aspectos como la ausencia institucional, la construcción en fincas cafeteras, el cambio de arquitectura, la competitividad del café, la megaminería entre muchas más, son señales que nos advierten del peligro que corre nuestro paisaje, nuestra tradición y costumbres.
Está entonces en nuestras manos la posibilidad de conservar lo que con tanto esfuerzo nos dejaron nuestros antepasados, quienes en medio de la montaña no vieron un obstáculo para salir adelante sino que con granos de café y ayuda de sus mulas lograron vencer trochas indomables y abrirse caminos hacia una economía que fue base nacional y motivo de orgullo y reconocimiento mundial para el país durante muchos años.
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